
/ Santiago, Chile, 1989
Abordo la pintura como un proceso de traducción. Al pasar de una lengua a otra, al cambiar la realidad de un cuerpo textual o de una imagen, siempre se pierde, se agrega o se asimila algo: una naturaleza foránea, intrusa, que engendra algo diferente al original, una sinestesia. Esta confección de imágenes intenta capturar esa asimilación: mediante el desconocimiento de la naturaleza que infectará a la pintura, se llega a los procedimientos para representar lo peculiar y establecer relaciones nuevas, o al menos actualizadas en torno a las referencias, tomadas mayormente de la literatura, el cine, la música y el deporte; una cultura de masas “sentimental”, en tanto interpelan mi biografía, mis intereses y mi búsqueda.
A través de una Joint Venture con Art Space 305