El trabajo creativo de Antonio Castillo se destaca por la versatilidad en narrativas, técnicas y procedimientos. Cada acción que realiza involucra tiempo, espacio y cuerpo, enfrentándolo a estímulos en constante transformación.

Utilizando la escultura, la pintura, el dibujo y la animación, explora diversos «soportes» que le permiten abarcar un variado imaginario tanto local como extranjero. Su propuesta artística trasciende los límites del territorio, la nacionalidad y las artes visuales.

Al explorar paisajes, arquitectura, modos de vida y muerte, costumbres y creencias, así como distintas materialidades, establece un diálogo con temáticas presentes en su obra, como afectos, amores, desamores, creencias y penas, plasmando una narrativa autobiográfica que conecta lugares, emociones y circunstancias pasajeras.

Uno de sus principales objetivos artísticos se centra en el cuerpo, especialmente en su propio cuerpo como ejecutor de piezas de arte. Considera la manufactura como un elemento significativo para abordar temas afectivos y culturales.

La integración de procesos constructivos con la narrativa en su propuesta artística es un reto, ya que ve la verosimilitud de una narración directamente relacionada con la fuerza de su trabajo corporal. La obra de arte refleja una parte esencial de su persona, convirtiéndose en una extensión de su ser.

El ejercicio artístico le ha brindado la oportunidad de desarrollar un lenguaje simbólico y literal, donde lo técnico y lo material se combinan para crear una realidad donde el juego, el proceso y el descanso son ejes fundamentales en la imagen que proyecta.